Hoy, como todos los días, ruedo las medias nylon por mis piernas pensando en sus manos acariciándolas, me coloco la bombacha de encaje más bonita y provocadora soñando que sus dientes la arrancan con violencia, adorno mis senos con un olor provocador que lo sumerja en la lujuria.
No tiene idea todo lo que me provoca cuando a primera hora en la mañana me llama por mi nombre
- "¡Selena! ¿que tenemos para hoy?" -
Siento como la sangre recorre mis venas para acumularse en mi vulva ardiente, latiente. Un néctar delicioso se destila de las paredes de mi vagina, la esencia de la excitación pura.
No son suficientes las horas de oficina, ni las horas extra, quisiera estar a su lado a cada instante, ser un ángel y admirar de lejos su elocuencia e inteligencia, creo que lo que más me pone es que sabe siempre que decir, es sagaz y elegante, exitoso y eso lo hace tremendamente varonil
Sé que para él soy invisible, ha mirado siempre a través de mí. Quisiera tanto que su lujuria caiga como una lluvia y me empampe, que su mirada se transforme y pueda desearme y poseerme, llenarme en un segundo para toda la vida, romperme, deshacerme, matarme en un abrazo.
-...Pasó como un ventarrón a su oficina... son las nueve y aún no ha solicitado los pendientes...-
Decidí irrumpir sutilmente con una taza de café humeante entre las manos.
- señor, le traje café-
¡La reina de la redundancia ataca de nuevo!
-Pasa Sele -
Deposité el líquido hirviendo cerca de su mano, que se acercaba ciega para tomarlo, en el camino se encontró con la mía.
En un espasmo involuntario derramé todo sobre su pantalón y camisa, se levantó de un golpe, alcancé una toalla húmeda para sofocar el ardor que provoqué en su piel.
- Perdóneme señor, lo siento, soy tan torpe, por favor perdóneme -
Sin decir una palabra se alzó el cuello de la camisa para aflojar su corbata que luego deslizó por su pecho, yo apresurada lo ayudé a sacarla del pantalón y él la desabotonó.
Seguía musitando mis excusas avergonzada, y limpiando con la toalla el líquido del pantalón. De rodillas frente a él pude darme cuenta que su pupila se había clavado en la pequeña porción de ligueros que dejaba ver mi falda levantada por mi posición. Nerviosa empecé a cubrirme.
-No hagas eso Selena-
Me quedé inmóvil mientras él dejaba caer su pantalón, descubriendo una gran erección.
Mis manos se abalanzaron al miembro excitado para adorarlo, mi boca ansiosa le dejaba sentir mi aliento y devoción.
-¿Me permite señor?-
Le arranqué el pedazo de ropa que le quedaba y lamí su verga como si fuera a acabarse el mundo, se agarró de mi cabello para inmovilizarme y sin ninguna contemplación me golpeó incesante la garganta, las arcadas se sucedían una tras otra y la saliva fluía abundante pero él no se detenía...
Finalmente apartó mi boca abierta de su pene, y jaló con furia mi cuerpo a su altura, pasó lentamente su lengua por mi cuello y luego de un tirón hizo volar por los aires algunos botones de mi blusa, levantó mi falda para dejar al descubierto mis nalgas, me empujó de espaldas contra el escritorio y con su pie separó mis piernas para que formen una uve invertida, apartó mi tanga empapada y empezó a chuparme el sexo, los gemidos se escapaban, deslizó suavemente la prenda por mis piernas y me sujetó de nuevo del cabello está vez más fuerte, se acercó a mi oído.
- shhhh-
Introdujo la tanga en mi boca y su índice en mi culo.
Me dejó sentir su gran verga entre las nalgas y luego la metió hasta el fondo, me embestía con una potencia impresionante, justo como lo soñé,
-quiero que me parta en dos, que me deje tendida y exhausta de placer... -
apoyó sus manos en mis nalgas para seguirme penetrando con fuerza yo no podía más y empecé a estimular mi clítoris con la mano, el orgasmo que me produjo era tan impresionante que juro que me quedé ciega por unos segundos, sacó su sexo envuelto en mis jugos, su simiente empezó a resbalar por mis medias nylon, me alcanzó la toalla y una funda.
-Sele, ¿te llevas mi ropa a la tintorería?-
-Si señor-
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