"Una hotwife es una atractiva mujer casada que tiene relaciones sexuales con otros hombres, generalmente con el consentimiento de su esposo. Esto se conoce comúnmente como un cornudo. Estas mujeres son sexualmente desinhibidas y disfrutan del sexo, tanto con su esposo como con otras parejas. Disfrutan de la libertad y la atención que viene con su estilo de vida.
Por lo general, el marido de una esposa caliente está involucrado en sus relaciones sexuales de alguna manera. A menudo se unirá, formando un trío, o simplemente verá a su esposa tener relaciones sexuales con otra persona. Estos esposos generalmente se excitan por las interacciones de sus esposas, pero también motivados por sus parejas.
Importante: Debes ser mayor de 18 años y estar con plenas facultades mentales y económicas !!! (esto queda bajo vuestra exclusiva responsabilidad)."
David, necesito sacar de mi cabeza con urgencia todo lo que he venido viviendo esta última semana. No sé porque, pero presiento que lejos de molestarte mi confesión aunque brutal y perversa dibujará una sonrisa en tu rostro y una gran erección en tu verga. Te voy a liberar a través de mis experiencias más sucias –o- eso es lo que quiero creer.
Como mi marido, mi pareja, mi compañero me conoces demasiado, conoces mis fantasías, mis ansias, sabes que soy una mujer ardiente y desinhibida, eso siempre te ha encantado de mí y a la vez entiendo que también te asusta. Creo que desde hace mucho te has sabido insuficiente para colmar mis deseos y me notabas decepcionada entre las sábanas. Por ti y por mi decidí salir a divertirme fuera de la casa, a vivir lo que siempre he deseado y tú nunca me has podido ni me podrás concederme.
El viernes me quedé sola en casa, destapé un vino californiano, en la segunda copa mi piel empezó a gritarme por una ducha caliente, desvestí lentamente mi hermoso y juvenil cuerpo, -tengo tanto, tanto para dar, mucho que gozar- pensé y me excité viéndome al espejo –soy tan rica, tan deliciosas todas mis curvas- en la tina me acaricié toda pero no era suficiente, así que salí a tomar unos tragos, salí a buscar, a cazar, estaba deseosa de una verga grande, venosa y deliciosa ¿o quizás dos?
Mario se sentó a mi lado y me compró un Gin Tonic, lo tomé con gusto y en medio de la charla le asenté la mano en la pierna, me miró a los ojos como queriendo dominarme, -no Mario, está noche no se trata de ti, tú me vas a complacer-, empecé a contarle lo que había planeado y pude notar como su erección se iba revelando poco a poco a través del pantalón, decidí apretarle el pene para ver si encajaba en mis propósitos, se sobresaltó pero lo agarré con más fuerza - ¿La traes depilada? Le dije… se relajó y asintió con la cabeza. –Ahora ve a buscar un compañero para irnos juntos de este bar-. Llegó con un jovencito de cara preciosa, aunque un poco delgado.
En la tina, mientras el agua caliente y el vino alteraban mis sentidos los soñé así… desnudos blandiendo sus falos erectos frente a mi cara para que yo los admire o los premie con el calor y humedad de mi boca o mi sexo. Mario se colgó de una de mis tetas, empezó a succionar como un infante mientras me tanteaba la vulva, miré al jovencito con cara de invitación e hizo exactamente lo mismo pero con sus dedos en mi ano. Delicia, los gemelitos hartándose de mi teta… me tenían ya bien caliente y chorreando…
Me puse en cuatro para lamer la verga de Mario, no me había equivocado en el bar, gruesa y firme como me encanta, le pasé la lengua tantas veces como pude por el troco y las bolas, mientras sentía la boca del jovencito jugueteando en mi puerta trasera con bastante dedicación, -ve metiendo tus dedos uno por uno, despacio ábreme bien el culo para que luego me lo puedas partir- gemía frases cortadas entre mamadas.
El niño impetuoso no podía más e intentó penetrarme el culo, pero no estaba bien dilatada así que cambiaron posiciones, Mario sabía lo que hacía y en cada movimiento me guiaba más profundo en el éxtasis…
Ya no podía más David, los necesitaba a ambos dentro de mí, esas 2 vergas magníficas, hinchadas a más no poder, esos machos poderosos y lujuriosos tenían que consumirme, hacerme suya. Esa clase de placer nunca lo podré obtener contigo así que quería que me castiguen y me rompan, por ser una esposa infiel por desear tanto otros cuerpos que me llenen. El joven se sentó con la verga firmísima y yo encima de él con el ano bien dilatado ya, me lo clavó bien rico, mientras con los brazos me sostuvo los muslos abriéndome las piernas totalmente y ofreciendo mi vagina a Mario que me embistió con fuerza, esas dos vergas me penetraban al mismo tiempo, esos cuerpos se refregaban contra el mío y podía sentir sus ganas, su deseo se mezclaron los olores, los fluidos y los gemidos, jamás me había sentido tan deseada, tan completa. Me laceraban la piel de placer con sus uñas, sus dientes, mientras me llevaban a sentir el éxtasis, quería que me llenen, que se vengan dentro de mi uno en mi culo y el otro en mi vagina y me dejen chorreando leche ajena para luego llegar a casa y contarte David como te hice cornudo.
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